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Don José Martinez

HISTORIA
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, es de origen medieval y a
lo largo de su historia ha sufrido reconstrucciones sucesivas que han
modificado su fábrica.
Entre 1239 y 1240 son reconquistados la mayor de las poblaciones de la
Campiña Sur Cordobesa, entre ellas La Rambla.
La primera noticia que se conoce sobre este templo es aproximadamente
de 1264, creado como Iglesia Mayor bajo la advocación de Santa María.
Debió de construirse la primitiva parroquia, presumiblemente en las
inmediaciones de la primitiva mezquita mayor.
Tras los destrozos causados en 1483 por la incursión del rey granadino
Boabdil se rehízo su edificación en tiempos de los Reyes Católicos,
configurándose entonces como una iglesia de cinco naves.
Los Reyes se encuentran en esta época en Córdoba en plena campaña de
reconquista de Granada, y hacia allí se dirigen autoridades y clero
para solicitar ayuda a los Reyes, que trasladan la petición al
Ordinario de la Diócesis.

Esta obra se concluyó hacia 1530 con la construcción de la magnífica
portada plateresca, obra de Hernán Ruiz I. Dicha portada presenta
caracteres góticos en los potentes machones que la encuadran, aunque
los rasgos platerescos destacan en ella dando lugar a una magnífica
composición decorada con pilastras y balaustres en los dos cuerpos que
la conforman.

Toda la ornamentación sigue los cánones del primer Renacimiento
español, con grutesco que otorgan un suntuoso aspecto decorativo al
conjunto. La portada conserva las armas de Fray Juan Alvarez de
Toledo, obispo de Córdoba, en cuyo pontificado se concluyó la obra del
templo original. Su restauración conjunta con la torre entre 1991 y
1992, la reafirmó como una de las muestras más importantes del
plateresco cordobés.
El retablo mayor, de estilo gótico y con pinturas, estaba documentado
como obra de Pedro de la Romana.
Este primitivo edificio constaba de 5 naves: Nave principal, Nave de
los Reyes, Nave de San Pedro, Nave de San Lorenzo, Nave del Santísimo.
Como curiosidad, se han conservado dos grandes lienzos con las
imágenes de San Lorenzo y San Pedro, posiblemente presidirían sus
respectivas naves.
Esta iglesia fue deteriorándose a lo largo de los siglos, y
especialmente tras el Terremoto de Lisboa en 1755, lo que hace que se
plantee su reconstrucción.
En 1788 el inmueble se volvió a reconstruir estando finalizadas las
obras en 1799. Estas reformas conforman un templo neoclásico, ya de
solo tres naves, con resabios barrocos que conserva algunos elementos
anteriores a su reedificación y que vienen a completar el valor
histórico artístico del inmueble.
El primitivo retablo mayor fue cedido al tesoro nacional para con su
venta contribuir a la guerra contra los franceses. En su lugar se
construyó un templete neoclásico, que pervivió hasta los años 70.
Actualmente con parte de dicho templete te ha construido un retablo.
Igualmente, posee magnífico órgano en el coro de la cabecera,
procedente del demolido Convento de la Victoria de Córdoba, adquirido
a principios del XIX.

Descripción
Aunque sus orígenes se remontan a la Edad Media, su fábrica data desde
el siglo XVI, habiendo trabajado en el inmueble el arquitecto Hernán
Ruiz I, responsable de la espléndida portada principal.

No obstante, la imagen que ofrece en la actualidad es producto de la
reconstrucción a que fue sometido a finales del siglo XVIII, bajo la
dirección de Juan Hidalgo Palomero. El resultado es un espacio de
carácter neoclásico, con interesantes vestigios de la fábrica
anterior.
La iglesia presenta actualmente planta rectangular de tres naves
divididas en cinco tramos. La nave central más alta se cubre con
bóveda de cañón con lunetos y las laterales, de arista reforzada con
arcos fajones. Las tres naves están separadas mediante vanos de medio
punto que descansan en pilares cruciformes, a los cuales se adosan
pilastras, que hacia la nave central son de orden gigante. Sobre las
citadas pilastras descansa un entablamento corrido que continúa hasta
el presbiterio.
El presbiterio actual contiene un retablo compuesto con elementos del
antiguo templete neoclásico.

Capillas

La capilla mayor es de testero plano y está cubierta con bóveda de
horno sobre pechinas. A media altura del muro de la cabecera se
dispone una tribuna o coro.

Capillas del Sagrario
En la cabecera de la nave del evangelio se sitúa la capilla del
Sagrario, cuya construcción tuvo lugar entre 1759 y 1779, diseñada por
Miguel de Verdiguier.
Contiene decoración afrancesada con alegorías y medallones de motivos
sacramentales.
Igualmente es destacable la cúpula que culmina con una linterna
decorada con yeserías, obra de Pedro de Mena, en cuyo anillo de
arranque se decora con angelotes, cintas y espejos.
Se atribuye la construcción de la capilla al Maestro alarife Ambrosio,
rambleño y autor de diversas obras arquitectónicas en La Rambla.

Capilla del Carmen
Es una pequeña capilla que se abre en la cabecera de la nave de la
epístola y que contiene un retablo compuesto de restos de otros, y que
alberga a la Imagen de la Virgen del Carmen, obra del Siglo XVIII,
anónima.
Esta capilla muestra actualmente un interesante estandarte de la
Virgen de la Aurora, del XVIII, bordado en oro y con interesante
lienzo. Es de autor anónimo.

Capilla de la Aurora

La capilla de la Aurora se abre en el segundo tramo de la nave, tiene
planta de cruz latina cubierta con bóveda de cañón en los brazos y
cúpula sobre pechinas en el crucero dividida en ocho paños que acogen
marcos ovalados con decoración mural representando los padres de la
iglesia.

Capilla de la Virgen de la Esperanza
Le sigue la capilla de la Virgen de la Esperanza en el tercer tramo,
espacio rectangular cubierto con bóveda de arista. Alberga un retablo
del XVII procedente del convento dominico de Consolación y alberga a
la Virgen de la Esperanza, obra valenciana de 1926 de Venancio Marco
Roch y al Señor amarrado a la Columna, magnífica imagen anónima del
XVII.

Capilla del Corazón de Jesús
En el cuarto tramo de la nave se abre la capilla del Corazón de Jesús,
de planta cuadrada y cubierta de cúpula sobre pechinas divididas en
cuatro paños mediante nervios de perfil mixtilíneo.

Portada plateresca
En la fachada de los pies del templo se abre la portada plateresca
realizada por Hernán Ruiz I. Se estructura en dos cuerpos, en el
primero se abre un vano central escarzano entre pilastras cajeadas,
sobre alto pedestal, que soporta un entablamento superior.

El segundo cuerpo está compuesto de tres calles y una entrecalle en
ambos laterales. Las calles albergan en su interior tres hornacinas,
aveneradas y con peanas de repisa.

Están separadas por cuatro columnas abalaustradas que soportan un
entablamento interrumpido en el centro por un vano de medio punto. Las
dos entrecalles se continúan en los dos cuerpos mostrando en planta
baja repisas con dosel. Se corona esta composición con un tondo
central flanqueado por triglifos y sobre el entablamento, una figura
mixtilínea en cuyo interior alberga el escudo del obispo don Juan de
Toledo.

En los laterales del conjunto descrito flanquean fuertes pilastras que
arrancan sobre pedestal, con una estructura gótica en planta baja y
terminadas con repisas y dosel en pináculo a la altura del primer
entablamento, siguen en planta alta con una columna fajada con grueso
capitel y remate de perinola torneada.

El conjunto presenta una decoración minuciosa a base de cenefas, rosas
de cuatro pétalos y cabezas de ángeles alados, entre otros.

Portada neoclásica
En 1799 se construyó la segunda portada, abierta en el muro de la nave
de la Epístola con un vano adintelado entre pilastras dóricas y
frontón curvo superior. La torre, de la misma época, está construida
en ladrillo visto y se encuentra adosada a la fachada de los pies del
templo en su costado izquierdo. Tiene planta cuadrada y dos cuerpos de
alzado.

Torre
La torre es obra del siglo XVIII. Está construida en ladrillo visto y
se encuentra adosada a la fachada de los pies en su costado izquierdo.
Tiene planta cuadrada y alzado de dos cuerpos. El primero, presenta el
paramento de sus cuatro lados cubierto, a excepción del frente
sur occidental en el que se abre un vano rectangular.

Termina con una cornisa volada. El cuerpo de campanas muestra en cada
frente dos vanos escarzanos sobre los cuales se abren dos balcones de
medio punto alargados y abocinados con resaltada imposta y cubiertos
con antepecho de hierro forjado. Termina con una cornisa sobre la que
descansa un antepecho rematado en los ángulos con pináculos. Corona el
conjunto un cuerpo circular en cuyos frentes se abren vanos de medio
punto. Se cubre con chapitel cónico.

El Consejo de Gobierno de la Junta declaró en 2003 Bien de Interés
Cultural (BIC), con la categoría de Monumento, la Iglesia de Nuestra
Señora de la Asunción.
La declaración como Monumento incluye un conjunto de bienes muebles
integrado por diez retablos, 20 pinturas y 17 esculturas. En
orfebrería destaca la custodia del siglo XVIII. También establece un
entorno de protección en torno al templo, que abarca espacios públicos
y privados de la Plaza de las Cadena y de las calles Silera y de la
Iglesia.
Entre el patrimonio mueble de la Iglesia, destaca la custodia
procesional, obra de Damián de Castro, de 1781. Se trata de una de las
obras más importantes del platero cordobés ya que supone un punto de
inflexión en su obra.
El final del siglo XVIII fue también el agotamiento del rococó y la
vuelta al clasicismo, por lo que la custodia rambleña se puede
considerar uno de los primeros trabajos de este estilo.
En 1781, D. Alonso Ruiz Carrera, mayordomo y presbítero mayor de la
Cofradía y Hermandad del Santísimo de la Iglesia Parroquial de La
Rambla, mando realizar a Damián de Castro una custodia procesional de
asiento, realizada en plata y cobre, en un estilo neoclásico, muy
cercano a Bernini. Con este trabajo se vislumbra la evolución y el
cambio del estilo de la obra del platero cordobés. Rivas Carmona, en
su estudio «Los plateros arquitectos: el ejemplo de algunos maestros
barrocos», la define como una de las más importantes creaciones de
esta tipología durante el siglo XVIII. En cierta manera, el maestro se
aleja del esquema usual turriforme, inclinándose por una solución de
baldaquino, derivación para unos del modelo berninesco, pero que Rivas
relaciona más bien con motivos franceses, concretamente con el
baldaquino hecho por P. Puget en Génova. Éste acercamiento a las
corrientes afrancesadas puede tener su explicación, según Rivas, por
la presencia en Córdoba, desde 1760, del arquitecto Baltasar Drevetón
y el escultor Miguel Verdiguier, ambos franceses, lo que provoca el
alejamiento de estéticas localistas para entrar de lleno en un aire
más internacional. Ciertamente, la custodia de asiento rambleña
presenta elementos clasicistas, como las ocho columnas de orden
compuesto con sus respectivos basamentos y entablamentos y leves
adornos de guirnaldas. Su base es circular, tetralobulada en las
esquinas. En los zócalos inferiores, ocupando las esquinas, hay cuatro
figuras testamentales, y arriba, en los estamentos, los evangelistas.
La obra está culminada por la figura de la Fe portando una Cruz. En el
basamento aparece la siguiente inscripción «SE COSTEÓ ESTA CUSTODIA
POR LA COFRADÍA / DEL SSMO. DE LA BILLA DE LA RAMBLA SIENDO MAYORDOMO
/ DON ALONSO RUIZ CARRERA PRESBÍTERO; CONSTRUIDA POR D.DAMIÁN DE
CASTRO EN CÓRDOBA. AÑO DE 1781.

Igualmente interesante es la Custodia de mano donada por la familia
Gárate en el siglo XVII. Contiene la inscripción: “DIOME D. DIEGO DE
GARATE”. Es de procedencia americana y está labrada en plata con
esmaltes.
El conjunto de platería de la parroquia es excepcional. Desde cálices,
copones, porta paces, varas del palio del Santísimo, patenas, coronas,
lábaros, bandejas, vinajeras, etc.

En cuanto al igualmente magnífico tesoro pictórico, destaca la serie
de los 12 apóstoles y la Virgen, en total 13 cuadros, repartidos, una
vez restaurados, por las paredes del templo.
Destaca también el cuadro La Adoración de los pastores, anónimo, del
siglo XVII, si bién de un autor que conoció muy bien el homónimo de
Murillo.
En cuanto a imaginería, actualmente preside la Iglesia desde el
manifestador del retablo mayor, un Niño Jesús, realizado en una
aleación de plomo, proveniente del convento Trinitario, y obra con
reminiscencias montañés hiñas.
A ambos lados de este, los colosales conjuntos de San José y el Niño y
Santa Ana y la Virgen Niña. Anónimas, si bien, de escuela sevillana
del XVII, atribuidas con fundamento a Montañez, Mesa, Ocampo,…
proceden igualmente del convento trinitario.
Otras obras destacadas son el Cristo de la Veracruz, San Antonio (Juan
Prieto, 1719), San Lorenzo, San Pedro, Virgen de la Candelaria, Santa
Rosa, Jesús Resucitado (Miguel Arjona, 2000)

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